En 1835, el estadounidense Samuel Morse fabricó el primer telégrafo eléctrico, el aparato constaba de un transmisor, que consistía en un pulsador que abría y cerraba un circuito eléctrico de forma intermitente. Al cerrar el circuito, circulaba por el mismo una corriente eléctrica. Por esto se activaba un electroimán el cual atraía a una pieza móvil que chocaba contra una cinta de papel y dejaba una señal en ella.
La ventaja del telégrafo de Morse con respecto al de Chappe fue que permitía las comunicaciones a distancia de forma más rápida y eficaz. Además invento un código, el cual transmitía información por medio de su invento.